Con el objetivo de mejorar este sentido, practica los siguientes movimientos, empezando con los más fáciles hasta llegar a los más difíciles. Si tienes poco equilibrio o sufres de vértigo, pide a alguien que te ayude o pide consejo a tu médico.
Practica cada día
Hay muchas maneras para reforzar el equilibrio mientras haces tus tareas diarias:
- Mientras esperas a que termine el microondas. Colócate en posición erguida con ambos pies en el suelo y los brazos estirados a los lados. Aguanta de 15 a 30 segundos.
- Mientras te lavas los dientes. Colócate en posición erguida con solo un pie en el suelo. Cambia de pie a los 15-30 segundos. ¿Fácil? ¡Prueba con los ojos cerrados!
- En el trabajo. Haz simples ejercicios de estiramiento a lo largo del día: mueve la cabeza despacio de lado a lado o inclínate y gira el torso en dirección de las agujas del reloj.
Equilibra tu ejercicio
Puedes mejorar tu equilibrio simplemente haciendo pequeños cambios en tu tabla de ejercicios.
- Si andar es clave en tu rutina de ejercicios, intenta variar el terreno. Sube y baja cuestas, camina por la playa, por la hierba sin cortar del parque o por el terreno desigual de un sendero o parque natural.
- Si haces levantamiento de pesas, prueba a mantener el equilibrio sobre un solo pie. Luego, el otro, cuando hagas las flexiones de bíceps. Asegúrate de que mantienes los abdominales en tensión.
- Prueba a hacer Tai Chi o yoga. Muchos de sus movimientos requieren que practiques el equilibrio, pasando el peso de una pierna a la otra o moviendo la cabeza en diferentes ángulos.
Un paso más allá
Cuando ya domines los ejercicios de equilibrio básicos, prueba a usar aparatos que desafíen tu equilibrio, como un balón de equilibrio o una pelota bosu. Estos ejercicios de equilibrio también pueden ayudar a mejorar la flexibilidad y estabilidad central, por lo que son el mejor complemento para cualquier plan de ejercicios.